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El nuevo mundo

En la primera parte de nuestro viaje por la historia de Sevilla, vimos cómo nuestra querida ciudad se convirtió en el epicentro del comercio durante la Era de los Descubrimientos.

Ahora, en esta segunda parte, vamos a seguir explorando la fascinante evolución de Sevilla a lo largo de los siglos. Nos meteremos de lleno en el impacto económico, demográfico y social que tuvo ese boom comercial en la ciudad. Hablaremos de cómo cambió el paisaje urbano, del increíble crecimiento de la población, de la creación de industrias prósperas y de cómo surgió una sociedad tan diversa y llena de contrastes. ¡Acompáñame en esta aventura histórica que te sorprenderá!

A partir del s. XVI, Sevilla se convirtió en el centro del gran comercio internacional. El nexo conector con todos los océanos alcanzó su máximo esplendor a finales del s. XV y en el s. XVI, cuando el descubrimiento del Nuevo Mundo y la primera circunnavegación, ampliaron los horizontes geográficos de la era moderna. La elección de Sevilla por los Reyes Católicos como puerto y puerta a las Indias en 1503 otorgó a la ciudad un status preferente respecto al resto de ciudades castellanas y se debió a su condición de puerto fluvial que lo resguardaba de los ataques piratas.  En esta época la ciudad se convirtió en el centro económico del Imperio español al monopolizar el comercio transoceánico. Evidentemente esto tuvo una serie de repercusiones a diferentes niveles.

A nivel demográfico, la ciudad duplicó su población pasando con sus casi 121.000 habitantes a convertirse en una de las ciudades más pobladas del continente. Sirva como referente por ejemplo, el número de habitantes de Londres en la misma época, 50.000 habitantes o los 200.000 en Paris.

En cuanto a la industria, las posibilidades de grandes beneficios ofrecidas por los nuevos mercados americanos determinaron la creación de numerosas industrias en Sevilla por parte de mercaderes y banqueros, destacando entre estas industrias algunas que perduran hasta nuestros días como la seda o la cerámica, instalada sobre todo en Triana.

Las salidas de las expediciones suponían un enorme ajetreo en Sevilla.  Había trabajo para propios y extraños y esto supuso la llegada a la ciudad de cantidades ingentes de personas, no solo comerciantes castellanos y extranjeros buscando, unos avecindarse y disfrutar de sus riquezas, otros embarcarse hacia el Nuevo Mundo en busca de nuevas oportunidades, sino todo tipo de gentes. Las calles de Sevilla eran un continuo ir y venir de viajeros, de todas las clases sociales, incluyendo por supuesto las llamadas “gentes de mal vivir”

La Sevilla de los bajos fondos…

En el siglo XVI, la población de Sevilla como hemos citado con anterioridad,   experimentó una expansión demográfica significativa. A finales del siglo XVI, Sevilla era la ciudad más rica y poblada de la península, convirtiéndose en una enorme metrópoli que atrajo a gentes de todo el mundo, desde comerciantes a banqueros, artesanos, ladrones …  Inevitablemente, en una sociedad tan heterogénea, la variedad era también la característica de los bajos fondos y de las llamadas” gentes de mal vivir”. Sevilla destacaba en el conjunto de la Monarquía por la extensión que habían alcanzado estas gentes del hampa, llegando incluso a ocupar barrios enteros como El Arenal o Tablada.

Cervantes decía: “Sevilla, amparo de pobres y refugios de dechados, que en su grandeza no solo caben los pequeños, pero no echa de ver los grandes”.

1. Niños comiendo melón y uvas. Murillo. Pinacoteca Antigua. Munich

Pícaros:
Algunos integrantes de esta categoría social alternaban el delito con diversos tipos de trabajos eventuales dentro de la ley más relacionado con el comercio que con la industria. El sistema de flotas en el comercio con América hacía que se sucediesen momentos de frenética actividad con períodos en los que había escaso movimiento en el puerto. La falta de trabajo favorecía actividades poco honestas y los delitos se hacían más frecuentes cuando había menos trabajo. Los desocupados se dedicaban a vender mercancías fraudulentamente.
Eran los picaros “una especie de gentes que ni parecen cristianos, ni moros, ni gentiles”. Es interesante señalar que este numeroso grupo de personas que vivía al borde mismo de la legalidad, formaban toda una organización en la que cada cual cumplía un papel determinado, con su propia jerarquía. El ejemplo más conocido es el que nos presenta Cervantes en su “Rinconete y Cortadillo”, novela en la que se describe con gran realismo esa organización gremial. De hecho, es en este ambiente donde surge el género literario conocido como novela picaresca.
Se trata de un género en prosa que tuvo una gran influencia en la literatura española y con posterioridad influyó también a autores europeos. La primera obra picaresca es Vida de Lázaro de Tormes, de sus fortunas y adversidades (1554), de quien se desconoce su autor.
Tuvo un carácter profundamente popular, de características netamente españolas. El personaje principal es el pícaro, generalmente un joven que en el fondo es una buena persona, pero que se ve obligado por las circunstancias a actuar con trampas, engaños, astucia y desvergüenza.
Fue un retrato de una realidad social bien distinta a la que vivía la burguesía y la aristocracia de la época, acomodada y sin mayores problemas. Los pobres, los mendigos, los conversos, los hidalgos empobrecidos, es decir, todos aquellos marginados de la sociedad, se contraponen a los caballeros y burgueses.
Como conclusión y a modo de hilo conductor, es muy interesante destacar como la Sevilla del siglo XVI y la Sevilla actual pueden parecer dos realidades diametralmente opuestas, separadas por siglos de desarrollo y cambio. Sin embargo, al examinar la historia con detenimiento, se revela un hilo conductor: la capacidad de la ciudad para convertirse en un núcleo de innovación y progreso. En el siglo XVI, Sevilla brilló como el principal puerto de enlace entre Europa y el Nuevo Mundo, impulsando un intercambio cultural y económico que transformó no solo la ciudad, sino también el mundo.
En la actualidad, Sevilla sigue manteniendo ese espíritu pionero, esta vez en el ámbito de la tecnología sanitaria. La modernización de sus infraestructuras y la adopción de tecnologías avanzadas han convertido a Sevilla en un referente en la salud pública y en la mejora del bienestar de sus ciudadanos. Desde la integración de la telemedicina hasta el uso de inteligencia artificial para diagnósticos precisos, la ciudad demuestra una vez más su capacidad para liderar en tiempos de cambio.
Esta evolución no solo subraya la resiliencia y adaptabilidad de Sevilla, sino que también destaca su papel como centro neurálgico de innovación y desarrollo. Al igual que en el siglo XVI, cuando la ciudad se alzaba como un punto crucial de conexión y crecimiento, la Sevilla moderna se erige como un faro de progreso tecnológico y sanitario. Así, Sevilla no solo honra su rica herencia histórica, sino que también mira hacia el futuro con una visión clara y ambiciosa, continuando su legado como una ciudad de vanguardia y excelencia.
Esta conclusión refuerza la idea de continuidad y evolución, destacando cómo Sevilla ha mantenido su relevancia y capacidad de innovación a lo largo de los siglos.

Sevilla: pilar fundamental del avance médico contemporáneo:

La investigación biomédica y la innovación en salud son ahora los motores que impulsan la economía de Sevilla. Hospitales de primer nivel y empresas especializadas en biotecnología y dispositivos médicos han proliferado en la región. Sin duda, una de las empresas destacadas en el sector, es JJP Hospitalaria que recoge el testigo de aquellos emprendedores de la Sevilla del XVI, convirtiéndose en referente destacado en el ámbito de la tecnología sanitaria, desafiando a las grandes multinacionales del sector con su enfoque innovador y su compromiso con la excelencia.

2. Nuevas oficinas de JJP Hospitalaria en Sevilla

Una de las principales fortalezas de nuestra empresa, JJP Hospitalaria radica en su enfoque centrado en el cliente y su capacidad para entender y anticipar las necesidades del sector sanitario. Esto se refleja en nuestra constante búsqueda de innovación y desarrollo de tecnologías punteras con el fin de mejorar la calidad de la atención médica y optimizar los procesos hospitalarios.
La evolución de Sevilla de puerta de riquezas a epicentro de tecnología sanitaria internacional es testimonio, al igual que nuestra propia evolución como empresa, de adaptación para prosperar en un mundo en constante cambio. Aunque los tiempos y las circunstancias han cambiado, la esencia de Sevilla como crisol de culturas y faro de innovación perdura.