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Con las Navidades acechando a la vuelta de la esquina, los árboles de Navidad ya decorados y con los belenes instalados en el rinconcito de siempre del salón, nos resulta interesante divagar y profundizar en la influencia que el descubrimiento de América tuvo en las celebraciones navideñas en España. La navidad que fue y la que volvió, el papel que tuvo la ciudad de Sevilla como vía de entrada de todas estas nuevas tradiciones llegadas de tierras ta lejanas.

El descubrimiento mutuo, de dos mundos que se creían únicos en el orbe, es un tema rico, complicado y diríamos que infinito… tanto, que se puede buscar su huella en casi cada asunto cotidiano, cosa que vamos a hacer con la Navidad de ida y vuelta.

La Navidad, con su carácter simbólico y religioso, fue una de las festividades que más sintió los efectos del sorprendente intercambio transatlántico. Desde elementos icónicos como la flor de Pascua o Pascuero hasta transformaciones en los belenes y la gastronomía navideña, las huellas de América se hicieron palpables desde un primer momento en una de las celebraciones más entrañables del calendario cristiano.

El fuerte de Navidad, primer paso de una unión indisoluble entre dos mundos

Entre las primeras anécdotas relacionadas con esta influencia destaca el establecimiento del Fuerte de Navidad por parte de Cristóbal Colón en 1492. Este asentamiento, levantado con los restos de la Nao la Santa María, que había encallado al norte de lo que sería la Isla de la Española -actual República Dominicana- fue bautizado así por haberse terminado de levantar el 25 de diciembre, marcando un simbolismo especial en la historia del encuentro entre Europa y América, que tuvo desde un primer momento (y por expreso deseo de Isabel la Católica, según algunos estudiosos) un marcado carácter evangelizador y religioso.

Imaginamos que esa Navidad se debió celebrar con lo poco que llevasen en bodega los navegantes y lo poco o mucho que los sorprendidos nativos les pudieran ofrecer.

Nació ese día la primera Navidad sincrética américa-castilla de la historia. Y desde ese día, hasta hoy.

Construcción del Fuerte La Navidad en un grabado realizado para edición de 1851 de Gaspar y Roig de la obra Vida y viajes de Cristóbal Colón

Pasaremos por alto que la historia de los castellanos del Fuerte de Navidad acabó en una matanza del total de los pobladores del mismo a manos de los nativos poco tiempo después de la marcha del Almirante Colón, básicamente porque enturbia nuestro relato de paz y amor. Una licencia histórica y navideña.

De cómo se introdujeron las primeras tradiciones navideñas entre los nativos

Un pequeño salto temporal nos lleva a la primera Navidad propiamente americana de la que se tiene registro histórico. En 1526, Fray Pedro de Gante le escribió al Rey Carlos V desde lo que aún eran Las Indias unas interesantes noticias sobre esta celebración con los indígenas en México. El misionero franciscano -tras dedicar buen tiempo a aprender y asimilar la lengua Nahuatl y las costumbres indígenas- le describe al monarca lleno de orgullo cómo introduce la Navidad dentro del proceso de evangelización. Así, detalla paso a paso cómo había transformado las costumbres indígenas en ritos cristianos.

Le cuenta orgulloso, que mantuvo la música de los cantos indígenas pero que les cambió la letra y para ello compuso versos solemnes en honor a Dios que encajaran en las melodías.

Además, las mantas que llevaban los indígenas mexicanos a modo de capas o abrigos las pintó con temas alusivos a la Navidad e incorporó incluso a la festividad a los más pequeños: disfrazó a los niños indígenas de ángeles para que cantaran en Nochebuena villancicos, señala Aracil.

El botín navideño de los españoles: flores, chocolate, pavo, guacamayos…

Establecidos ya los cimientos de una celebración navideña americana, llegó la hora de sentir los ecos americanos en las Navidades hispanas, y por extensión y más adelante, europeas:

Uno de los elementos más destacados del impacto americano en la Navidad es posiblemente, y visto desde el imaginario más popular la introducción de la flor de Pascua o poinsettia, que es originaria de México. Esta planta, conocida por su intenso color rojo y su asociación con las festividades navideñas, fue llevada a España en el siglo XVII por los misioneros franciscanos y comerciantes que regresaban de América.

Flor de pascua en su estado natural en una selva subtropical Mexicana

La poinsettia no solo se convirtió en un adorno navideño popular, sino que también incorporó un toque exótico y de lujo a la decoración tradicional. En los conventos y hogares españoles, esta planta fue adoptada como un símbolo de la época, y su fama se expandió a otros países europeos, vinculándola de manera definitiva con la Navidad. Además de su belleza, la flor de Pascua encarnó un vínculo simbólico entre las tradiciones del Viejo y el Nuevo Mundo, reforzando la idea de que la Navidad es una festividad universal.

La gastronomía

La gastronomía europea (incluyendo la navideña) también sufrió una transformación significativa tras el descubrimiento de América. Ingredientes como el cacao, el maíz, la patata y el pavo se integraron progresivamente en las celebraciones de Navidad. El chocolate caliente, preparado con cacao americano, se convirtió en una bebida típica de invierno, especialmente apreciada durante las reuniones familiares y a las celebraciones.

Este producto, que inicialmente era consumido por las élites debido a su alto costo, pronto se popularizó y se convirtió en un elemento indispensable en las festividades. El pavo, por su parte, pasó a formar parte de los banquetes navideños, reemplazando a veces a otras carnes tradicionales de ave, menos selectas entonces. Debemos entender que los platos tradicionales, elaborados hasta este momento con carnes y verduras autóctonas quedaron demodé en poco tiempo, siendo un must de la época comer pavo, tortas de maíz o pimientos. Como apunte curioso, podemos citar que Diego Velázquez, en su obra “Vieja friendo huevos”, incluye pimientos americanos entre los ingredientes representados, reflejando cómo productos del Nuevo Mundo se integraron incluso en escenas cotidianas, y que eran valorados como especia picante, ya que eran más parecidos al ají que al pimiento que hoy se conoce como italiano, de sabor dulce e intenso.

Vieja friendo huevos, de Diego Velazquez, junto al plato, dos ajís esperan ser condimento del festín

Y se montó el Belén

Otro aspecto fascinante es la influencia de América en los belenes, una de las tradiciones más queridas de la Navidad cristiana. Los belenes, que representan el nacimiento de Jesús, comenzaron a incorporar figuras y elementos inspirados en el Nuevo Mundo, así como indígenas en figuras de pajes, pavos como ofrendas en el portal, labriegos acarreando sacos de papas o incluso en ocasiones animales como guacamayas, pavos y llamas empezaron a aparecer en las escenas navideñas, reflejando la fascinación que Europa sentía por la fauna exótica americana.

 

Belén napolitano en el museo Salzillo

Esta adaptación no solo enriqueció la estética de los belenes, sino que también introdujo una narrativa visual que vinculaba la celebración del nacimiento de Cristo con el nuevo horizonte geográfico que se abría para Europa. Ejemplos destacados de estos belenes se encuentran en las creaciones barrocas andaluzas, donde aparecen animales como pavos y frutas tropicales decorando las escenas tradicionales. Obras como los belenes de Francisco Salzillo, aunque realizados en el siglo XVIII, también muestran cómo los artistas adoptaron elementos que reflejaban la fascinación por lo exótico.

La influencia americana también se dejó sentir en la música y los villancicos, que incorporaron elementos y melodías inspirados en las tradiciones del Nuevo Mundo. Villancicos como “hacia Belén va una burra” mencionan elementos como el chocolate, especialmente difundidos en las regiones coloniales.

En suma, el descubrimiento de América transformó la celebración de la Navidad en España, infundiéndole un carácter más rico y diverso, al igual que transformó a toda Europa, y le dio la vuelta como a un calcetín, como esos calcetines que también forman parte de otro sincretismo navideño entre España y América, aunque en este caso sea América del Norte… pero la historia de Papa Noel, San Nicolás, o Santa Klaus se escapa de este artículo, en este artículo somos más de Reyes Magos.

Desde JJP Hospitalaria os deseamos a todos sin excepción, unas Navidades en las que abunden la paz, el amor y sobre todo, la salud.