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Los primeros años y el despertar de un rebelde

Dicen que el camino a la santidad consta de tres pasos: ser venerable, ser beato y ser santo. Silvio Fernández Melgarejo podría ser un serio candidato a dicha santidad, a pesar de ser fruto del pecado y un pecador nato.

Silvio nació el 8 de agosto de 1945 en la localidad fronteriza de La Roda de Andalucía, en la provincia de Sevilla, para a los pocos días trasladarse a la capital. Hijo no asumido del periodista Antonio de los Santos y de Eva Fernández Melgarejo, su madre decide tenerlo pese a las presiones familiares y lo escandaloso de ser madre soltera en aquella época. Siete años después nacería su hermana Eva.

1. Silvio Fernández Melgarejo

En una conversación con el Loco de la Colina admite ser un conformista que afirma que la única forma de vivir tranquilo es aceptar lo que te depara la vida y cree que aceptando este mantra todo irá bien. Nada más lejos de la realidad, Silvio nunca fue un conformista. Ya desde pequeño fue un rebelde indomable que pasó por los mejores colegios de Sevilla, revolucionando cada clase hasta que era “invitado” a cambiar de aires.

Enamorado de la Semana Santa sevillana, empieza a tocar la batería a raíz de su pasión por la música cofrade y los ritmos de percusión, estrenándose con 18 años en la orquesta oficial de Radio Sevilla. Posteriormente toca en grupos como Los X-5 (1963), Los 5 Mercurys (1964-1965), Gong (1968) y Smash (1970). Como batería ya destacaba en la escena musical sevillana de los primeros sesenta por sus espectaculares solos y su actitud de showman sobre el escenario.

A principios de los setenta conoce a Carolyn Williams, una rica heredera aristócrata del Reino Unido, con la que se casa en la iglesia del Cachorro de Triana. Cómo sería la cosa que la abuela (amiga de la Reina Madre) le regaló al matrimonio un chalet de lujo en la incipiente Marbella, y allí nacería el único hijo de la pareja, Sam Fernández. Esas circunstancias podrían haberle hecho sentar la cabeza, pero Silvio seguía siendo un vividor que desaparecía de vez en cuando para irse de juerga con los amigos o montaba interminables fiestas en el mismo chalet. La familia de Carolyn les pasaba todos los meses 300.000 pesetas de la época, pero debido a la ley franquista en la que la esposa no podía sacar dinero del banco, debía ser retirado cada mes por el marido, en este caso Silvio. Una de las veces que sacó la mensualidad del banco se fue con un amigo directamente al aeropuerto de Málaga y de allí salieron en el primer avión listo para despegar con destino europeo. Sin llegar a salir de los aeropuertos continuó este particular periplo por toda Europa, cogiendo uno detrás de otro el primer avión que iba saliendo y, por supuesto, sin parar de beber durante todo el trayecto, así hasta que se le terminó el dinero. Esa fue la gota que colmó el vaso en la relación, hasta tal punto que Carolyn se marchó con su hijo para no volver, lo cual supuso un duro, aunque inevitable golpe, para Silvio. Posteriormente se va un tiempo a Amsterdam desde donde un día viaja a Londres para intentar ver a su hijo.

Aprovechando un concierto de los Rolling Stones, se va con un amigo para allá, pero los paran en el aeropuerto, por llevar hachís para consumo propio. Cuando el amigo les comenta a los policías que aparte de al concierto, Silvio ha ido también a ver a su hijo, estos se ponen en contacto con su suegro, uno de los accionistas principales de Rolls Royce. El suegro le dice a los policías que no quiere que se acerque por allí ni a ver al niño ni a la mujer. Silvio monta en cólera, pero le sirve de poco, nunca volverá a ver a su hijo. Tras llevarse unos meses vagabundeando por Amsterdam, es casi deportado con un vuelo pagado por el gobierno holandés en una línea específica para expulsar indigentes.

2. Imagen Silvio Y Luzbel (1979)

El legado de un Rockero

De nuevo en Sevilla, recibiría el que probablemente sería el más duro golpe de su vida, el suicidio de su hermana Eva. Con tan sólo 20 años, Eva se precipitó al vacío desde el balcón de su casa, estando su hermano y su madre en la vivienda. Poco se sabe de las motivaciones que la llevaron a acabar con su vida, pero fue un hecho que a Silvio le pesaría como una losa para el resto de su vida.

Silvio se convierte definitivamente en cantante a finales de los setenta con el grupo Silvio y Luzbel, aleccionado por su manager Pive Amador.

En el año del Referéndum andaluz, 1980, se organiza una gira por las diferentes ciudades y pueblos de la geografía andaluza. En esta gira participarán María Jiménez, Silvio y Luzbel, Tabletom, Pata Negra, Camarón… es en ese tiempo donde se empieza a forjar el mito del Rockero Silvio. Al más puro rock de los grupos británicos y norteamericanos de los setenta, y con canciones que mezclan letras en inglés y español, e incluso italiano, al Este del Edén se convierte en un disco de referencia para los jóvenes andaluces, con canciones como Baila cadera, Rockin’ tonight , La playa, Puerta España o Al Este del Edén. En ese mismo año tendrá la oportunidad de grabar su primer disco. El grupo sale un domingo de Sevilla para empezar a grabar el lunes en Madrid. Resulta que el primer día Silvio descubre en el estudio, una botella de alcohol para limpiar magnetofones, y no se le ocurre una mejor idea que bebérsela. Al cabo de una hora tenía la cara y las articulaciones inflamadas, con lo que hubo que llevarle directo al hospital. Así pues, estuvo de lunes a viernes encerrado en la habitación del hotel, y lejos de reposar, estuvo invitando a sus amigos de Madrid a una fiesta continua. Ya el primer día, al camarero que le trajo el desayuno le dio 2.000 pesetas de propina, cantidad que se correspondía con lo que cobraban como dieta diaria. La cuenta final ascendió a 120.000 pesetas. Mientras el resto del grupo pasaba día y noche en el estudio de grabación, él no apareció hasta el viernes, el último día, para grabar las voces en dos horas.

Tras aquella experiencia con Ricardo Pachón a la producción (que un año antes se había marcado La Leyenda del Tiempo, con Camarón De La Isla), conoce al director de cine Gonzalo García Pelayo, el cual une a Silvio con Miguel Ángel Iglesias para grabar un nuevo disco con el nombre de Barra Libre. Aquella experiencia lleva a Silvio a meterse un poco en la Movida. A pesar de ser un tipo de casi 40 años que solía vestir de traje, aparentemente nada transgresivo, su genialidad hacía que se llevara a cualquier público de calle. De esta época son canciones como La ragazza del elevatore, Correcalles, No tengo un duro o Tri tri tristeza, donde menciona una de sus grandes pasiones como era el Sevilla Fútbol Club y alude por primera vez al suicidio de su hermana en la letra. En este 1984 incluso acabaría haciendo un corto con García Alix, donde rememoraría a la figura de Johnny Kidd. Un Silvio completamente borracho saltándose el guión, apenas dijo una sola frase ni siguió ninguna de las indicaciones de producción. Probablemente tampoco podía articular muchas palabras, pero resultó la curda más auténtica que se haya visto en pantalla. En esa disyuntiva de dar el salto Silvio pasó de grandes complicaciones, y en lugar de “profesionalizarse” y hacer carrera en una ciudad que flipaba con sus cosas, decidió vivir bien y sin agobios ni compromisos en su ciudad, donde todo eran alfombras rojas a su paso, y donde podía seguir su plan de lenta autodestrucción despreocupada.

Cuenta Luz Casal que fue a verle actuar en un local de Madrid y después de tres o cuatro canciones decide hacer una pausa indicando que enseguida volvía… resulta que nunca volvió al escenario. Luz Casal harta de esperar decide irse y cuál sería su sorpresa cuando ve a Silvio en la barra del bar hablando con otro tipo tranquilamente.

3. Portada del disco Fantasía Occidental – Silvio y Sacramento (1988, Vinyl)

A la vuelta de Madrid, el Pive Amador, forma la banda Silvio y Sacramento, compuesta por Silvio como cantante, Andrés Herrera ‘Pájaro’ y Juanjo Pizarro en las guitarras, Miguel Ángel Suárez en el bajo, y el mismo Pive a la batería. Seguramente fue la banda que mejor supo leer todas las inmensas influencias de Silvio (Elvis Presley, The Shadows, The Beatles, Adriano Celentano, Antonio Molina, The Platters, y por supuesto, la música propia de la Semana Santa).
Silvio y Sacramento graban dos álbumes: Fantasía Occidental (1988) y En misa y repicando (1990). Canciones como Criaturas, Sureños, La Pura Concepción y las míticas Rezaré (versión de Stand by me) y Betis, compondrán el primer álbum. Una versión del Stand By me que repasa cristos y vírgenes de la pascua sevillana y se convierte en un himno que suena en casas, bares y cofradías hispalenses. Y por otro lado, una canción dedicada al Betis por un acérrimo sevillista que enemigo de enfrentamientos fratricidas y amigo de sus amigos, compondría el cantante para sus camaradas béticos. Los “silvianos” más sevillistas repiten que, cuando canta al equipo de Heliópolis, Silvio no pronuncia la “B” por ser el equipo rival, algo imposible de comprobar puesto que al mismo tiempo el resto del grupo le hace los coros.

Del segundo disco podemos resaltar canciones como Aunque no seas Virgen, Vengo buscando pelea, Marguerita Margueró o Tres pasos hacia el Cielo.Es en este punto, es donde podemos analizar la posibilidad de santificar a Silvio. Como primer punto, para ser venerable la Santa Sede recibe los testimonios de las personas que conocieron al siervo que se quiere santificar y se analiza la ortodoxia de sus escritos. Quizá las letras de Silvio no sean las más ortodoxas, pero sin duda fue el creador del Rock Mariano y letras como las de Rezaré fueron ensalzadas hasta por el antiguo Arzobispo de Sevilla Carlos Amigo Vallejo.
Silvio se convirtió en el rey del denominado triángulo Sílviano o Sílvico, que comprendía las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, y el sur de Portugal. Un día estando en Almonte para un concierto, Silvio desaparece, y los componentes del grupo le preguntan al que había organizado aquello si lo había visto. El responsable les dice que le había pedido un adelanto de 30.000 pesetas y se había ido. Esperando lo peor se ponen a buscarlo hasta que lo encuentran extrañamente sereno pero sin un duro. Le preguntan que donde se había metido y les replica “esperad y veréis”. Ahora todo el que se cruzaba por su camino le quería invitar a una copa o a cenar, y todo porque Silvio había cogido las 30.000 pesetas para comprar fichas de los coches de choque y las había repartido entre todos los chiquillos.

Como segundo punto, para ser beatificado, es indispensable la realización de un milagro atribuido a la intercesión del venerable. A través de sus conciertos y canciones, Silvio conseguía el fenómeno de aglutinar a todo tipo de edades, estratos sociales, tendencias políticas y tribus urbanas. Estos conciertos eran una de las cualidades más apreciadas por sus seguidores y uno de los principales factores que le hicieron un personaje tan popular y querido en Sevilla. Imprevisibles directos abiertos a la inspiración del momento y en donde podían darse todo tipo de situaciones. Poseía una magia especial y un gran dominio del escenario, mostrando siempre una enorme cercanía y conexión con el público, ya que conseguía reunir a todo tipo de público en ellos. Su forma de vida era flow, roll, swing y compás. En 1993 recibiría en Sevilla la Medalla al Mérito Rockero.

4. Imagen de Silvio Fernández – Silvio, un capillita con alma de blues

Hay una anécdota de que en los ochenta, en el Prado de San Sebastián, Silvio llenó uno de los conciertos programados. A los primeros acordes la concurrencia brincaba esperando al rockero. Silvio salió vestido con chaqueta y corbata, como siempre, pero absolutamente ebrio. Con una copa en cada mano. Los músicos tocaban acordes de un tema conocido, el público les coreaba. Silvio, micrófono en mano, sonreía. No podía cantar, no articulaba palabra. Entonces, los músicos empezaron a cantar contagiando al público. Silvio se sentó, borracho, y seguía sonriendo. Aplaudía al público con las copas. “Es la primera vez que venimos a un concierto y cantamos nosotras, no el cantante, pero esto es total. Estamos felices, encantadas…”. Así eran las cosas de Silvio.

Silvio era un hombre sencillo y afable, que no se quejaba por nada, decía que era un lujo poder contemplar el espectáculo de morirse, mejor de a poco que en un accidente, y también decía que invitar era una limosna, que a él le gustaba el verbo convidar que, a la postre, es compartir vida.
Sus últimos años los pasó casi apartado del mundo y convaleciente de una vida cargada de excesos. Sin embargo, editó su último disco en 1999 A color, to Africa from Manchester, compuesto en su mayoría por versiones de sus grandes éxitos.

Silvio fallece un lunes 1 de octubre de 2001 en Sevilla, en el Hospital Virgen del Rocío, a causa de un deterioro múltiple debido al abuso del alcohol y al consumo de tabaco. Muchos conocidos fueron a despedirlo el día de su entierro; entre ellos se encontraban Pive Amador, Kiko Veneno, Luz Casal, Raimundo Amador, Gualberto García, Jesús Quintero… En Madrid le dedicaron ese mismo año un homenaje de una semana de duración en el local La Boca del Lobo, bajo el título «Solemne Quinario del Rock Sevillano». En 2006, la ciudad de Sevilla puso una calle en su memoria en el barrio de Los Remedios bajo el nombre «Rockero Silvio». También en Granada hay una calle en su memoria, inaugurada en 2012, con el nombre «Paseo Rockero Silvio Fernández Melgarejo», así como en su pueblo natal, La Roda de Andalucía.

5. Cruce calles Rockero Silvio y Virgen de Todos los Santos, Sevilla

Fue un personaje muy popular en su ciudad, objeto de diferentes mitos urbanos y multitud de anécdotas. Fue considerado por muchos como un músico de culto y muy admirado por diferentes artistas, entre ellos Miguel Ríos, Luz Casal, Enrique Bunbury, Santiago Auserón, Raimundo Amador o Joaquín Sabina, entre otros.
El tercer punto para la santificación consistiría en un segundo milagro posterior a la beatificación. En este caso, podríamos plantear la visita de su hijo a la ciudad de Sevilla para ver a su abuela en el año 2004. Sammy Fernández, quien nunca había sabido nada de la carrera musical de su padre, pero que sorprendentemente, acabaría siendo cantante tras cinco años como batería. Se planta en Sevilla, donde queda maravillado con la guitarra de Charlie Cepeda. La conexión casual se completa cuando, tras formar la banda Los Labios, Lenny Kravitz queda maravillado al escucharles en Los Ángeles. Se los lleva a su estudio y coloca a Craig Ross a producirles un disco. Con estos mimbres encontramos un álbum que está entre los Stones, The Black Crowes y los primeros Zeppelin, una auténtica obra de arte.

Quizá sirvan estos hechos como segundo milagro, quizá consiguiese Silvio alguna noche convertir el agua en gin cola, en todo caso, un servidor, aun sin ser creyente, le diría:

Rezaré por ti,
amigo Silvio,
que nos diste tu rock.
Y por ti,
por tu santificación,
rezaré.
Yo no sé
por qué
tus canciones me emborrachan.
Y ante tu altar
gritaré:
Avanti con la guaracha.